16 junio 2008

Bartleboom

De la obra Océano-Mar de Alessandro Baricco, proviene este fragmento traducido por una mujer con nombre de río, MM.

«Posa la pluma, dobla el papel, lo introduce en un sobre. Se levanta, toma de su baúl una caja de madera, alza la tapa, y deja caer dentro la carta, abierta y sin dirección. En la caja hay cientos de sobres iguales. Abiertas y sin dirección. Tiene 38 años, Bartleboom, el piensa que en algún lugar, en el mundo, encontrará algun día una mujer que, desde siempre, es la suya. Cada tanto se entristece de que el destino se obstine a hacerle esperar con tanta indelicada tenacidad, pero con el tiempo ha aprendido a considerar la cosa con gran serenidad. Casi cada día, desde hace años, toma la pluma y escribe. No tiene ni nombre ni dirección que poner en los sobres: lo que tiene es una vida que contar. ¿Y a quien si no a ella? Él piensa que cuando se encuentren será hermoso posar en su regazo una caja de madera llena de cartas y decirle: “Te esperaba”. Ella abrirá lentamente la caja y lentamente, cuando quiera, leerá las cartas una por una y recorriendo un quilométrico hilo de tinta azul se adueñará de los años –los dias, los instantes- que ese hombre, aún antes de conocerla, le habia regalado; todavia más simple, volteará la caja y delante de esa curiosa nevada de cartas sonreirá diciendo a ese hombre: “Tú estas loco”. Y para siempre lo amará.»

Para leer otro fragmento de Océano-Mar: Oración al Señor Buen Dios.

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