23 septiembre 2009

La balada de Jimmy Rosa - fin de temporada

Una nota de agradecimiento del elenco y el equipo artístico que trabajó en La balada de Jimmy Rosa, la obra teatral de Jorge Ávalos, dirigida por César Pineda y estrenada el 10 de septiembre de 2009 en el Teatro Luis Poma. En el video aparecen los miembros del elenco: Patricia Rodríguez, Karen Castillo, Alejandra Nolasco, Fernando Rodrìguez, Alexander Còrdova y Geovanny Alvarado. Filmado detràs de escena el 21 de septiembre de 2009 en el Teatro Poma, San Salvador.

27 mayo 2009

Nuestra Señora de las Nubes

Un enlace a una versión en video de la bella obra del grupo Malayerba de Ecuador:

http://hidvl.nyu.edu/video/NYUb13605730.html

O, para toda la Colección Malayerba:

http://hidvl.nyu.edu/search/?fq=collectionId%3AMalayerbacollection&q=&facets=

11 septiembre 2008

Otra guerra

La paz

Guerra.
No con armas,
con heridas,
pero guerra.


Un apunte que encontré entre mis poemas de 1992, después de firmado el acuerdo de paz que dio fin a la guerra civil en El Salvador durante la década de 1980.

16 junio 2008

Bartleboom

De la obra Océano-Mar de Alessandro Baricco, proviene este fragmento traducido por una mujer con nombre de río, MM.

«Posa la pluma, dobla el papel, lo introduce en un sobre. Se levanta, toma de su baúl una caja de madera, alza la tapa, y deja caer dentro la carta, abierta y sin dirección. En la caja hay cientos de sobres iguales. Abiertas y sin dirección. Tiene 38 años, Bartleboom, el piensa que en algún lugar, en el mundo, encontrará algun día una mujer que, desde siempre, es la suya. Cada tanto se entristece de que el destino se obstine a hacerle esperar con tanta indelicada tenacidad, pero con el tiempo ha aprendido a considerar la cosa con gran serenidad. Casi cada día, desde hace años, toma la pluma y escribe. No tiene ni nombre ni dirección que poner en los sobres: lo que tiene es una vida que contar. ¿Y a quien si no a ella? Él piensa que cuando se encuentren será hermoso posar en su regazo una caja de madera llena de cartas y decirle: “Te esperaba”. Ella abrirá lentamente la caja y lentamente, cuando quiera, leerá las cartas una por una y recorriendo un quilométrico hilo de tinta azul se adueñará de los años –los dias, los instantes- que ese hombre, aún antes de conocerla, le habia regalado; todavia más simple, volteará la caja y delante de esa curiosa nevada de cartas sonreirá diciendo a ese hombre: “Tú estas loco”. Y para siempre lo amará.»

Para leer otro fragmento de Océano-Mar: Oración al Señor Buen Dios.

28 mayo 2008

Simone de Beauvoir al desnudo

Simone de Beauvoir (1908-1986) fue una escritora francesa vinculada al movimiento filosófico existencialista, y cuyas novelas y ensayos fueron determinantes para el desarrollo del feminismo en el siglo XX. Su larga relación intelectual y afectiva con Jean Paul Sartre enriqueció la obra y la leyenda de ambos.

Esta íntima fotografía de Simone la tomó Art Shay en Chicago en 1950, cuando la escritora francesa tenía 42 años de edad. En ese entonces ella era compañera del novelista Nelson Algreen. Ese día, Simone necesitaba tomar un baño y Shay, un amigo de Algreen, la llevó al apartamento de otro amigo. «Ella acababa de ducharse», recordaría Shay muchos años después. «Fue mientras se peinaba frente al espejo cuando me sobrecogió el impulso de captar la imagen. Ella supo que había tomado la fotografía porque escuchó el clic de mi confiable Leica modelo F que utilicé durante la guerra. “Malvado”, me dijo.»

El cuerpo desnudo de una mujer parece indicar, por sí solo, qué es lo que diferencia a una mujer del hombre, pero Simone de Beauvoir argumentó que es necesario ir más allá de las apariencias para entender qué es lo que hace a una mujer, tal y como lo destacó en su ensayo El Segundo Sexo (1949), una de las piedras angulares del pensamiento feminista. He aquí un fragmento de ese famoso libro:

«No se nace mujer: llega una a serlo. Ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana: la civilización en conjunto es quien elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino. Sólo la mediación de un ajeno puede constituir a un individuo en Otro. En tanto que existe para sí, el niño no podría captarse como sexualmente diferenciado. Entre las jóvenes y los varones el cuerpo es, en primer lugar, la irradiación de una subjetividad, el instrumento que realiza la comprensión del mundo: el universo es apresado a través de los ojos o las manos, pero no por las partes sexuales. El drama del nacimiento y el del destete se desarrollan de la misma manera en los bebés de ambos sexos que tienen los mismos intereses y placeres: en primer término, la succión es la fuente de sus sensaciones más agradables; después pasan por una fase anal en la que sus mayores satisfacciones están dadas por las funciones excretorias; que les son comunes; su desarrollo genital es análogo: exploran su cuerpo con la misma curiosidad y la misma indiferencia; obtienen el mismo placer incierto del clítoris y del pene; en la medida en que su sensibilidad se objetiva, se vuelve hacia la madre: la piel femenina, suave, lisa y elástica es la que suscita deseos sexuales, y esos deseos son aprehensivos; tanto la niña como el varón abrazan agresivamente a la madre, la palpan y la acarician; tienen los mismos celos si nace otro hijo, y lo manifiestan con las mismas conductas: cólera, enojos, disturbios urinarios; y recurren a las mismas coqueterías para obtener el amor de los adultos. Hasta los doce años la niña es tan robusta como sus hermanos, manifiesta las mismas capacidades intelectuales, y no hay dominio alguno en el cual le esté prohibido rivalizar con ellos. Si mucho antes de la pubertad, y a veces desde su más tierna infancia, se nos presenta como sexualmente específico, no es porque una serie de misteriosos instintos la destinen ya a la pasividad, la coquetería y la maternidad, sino porque la intervención de terceros en la vida del niño es casi original, y porque desde sus primeros años su vocación le es imperiosamente insuflada.»

El segundo sexo
Traducción de Pablo Palant
Ediciones Siglo XXI, II, capítulo primero. Buenos Aires, 1987.

10 enero 2008

Un poema juvenil de Alfonso Kijadurías

A continuación transcribo el primer poema que publicó Alfonso Kijadurías (Quijada Urías). Escrito a los 19 años, como la fecha al pie lo indica, apareció en la sección de El Diario de Hoy "El niño y su mundo", a cargo de Ricardo Martell Caminos, el lunes 12 de septiembre de 1960. Los que conocen la poesía de Rubén Darío, reconocerán la imagen "alondra de luz de la mañana" trastocada por Alfonso. Si éste último verso se siente forzado, esto es porque debería decir con "una alondra de luz en la mirada" para ser gramaticalmente correcto. Por lo demás, es un lindo poema que no anticipa, en lo absoluto, su primer libro, el surreal y neobarroco Los Estados Sobrenaturales de 1971 (Editorial Universitaria, San Salvador).


La toma


Niña glauca,
en ti me encuentro
silencioso y puro.

(Mi amor se inicia
en tus orillas claras.)
Niña azul,
hermana de la brisa,
amiga de la estrella.

¿Quién puso tanta luz
sobre tu espejo puro?
Mirándote, yo soy
sonoro caracol en tu sonrisa.

Así te amo, azul y silenciosa.
Tan clara y matinal como la aurora,
y una alondra de luz en tu mirada.


Quezaltepeque, mayo 17 de 1960

22 octubre 2007

Oración al Señor Buen Dios

De la obra Océano-Mar de Alessandro Baricco, proviene este fragmento traducido por una mujer con nombre de río, MM.


Oración (una de las 9,567) escrita por Padre Pluche al Señor Buen Dios.

Oración para uno que está perdido, o sea, hablando claramente, oración para mí.

Señor Buen Dios, tenga paciencia, soy yo de nuevo.

Bueno, aquí las cosas van bien, el que más, el que menos, uno se las arregla siempre, prácticamente, antes o después se encuentra siempre el modo para arreglárselas, usted me entiende, o sea, éste no es el problema.

El problema es otro, si usted tuviera la paciencia de escucharme. El problema es este camino, este hermoso camino que fluye, corre y socorre, pero que no corre derecho como podría, y tampoco corre curvo como sabría, no. Curiosamente se deshace.

Créame (por una vez usted crea en mí) se deshace. Hablando brevemente, se va un poco por aquí y otro poco por allá, poseído por una libertad improvisada. Quién sabe.

Ahora, no es que quiera subestimarle, pero debería explicarle esto, que es cosa de hombres y no es cosa de Dios, cuando el camino que se tiene por delante se deshace, se pierde, se desgrana, se eclipsa, no sé si usted tiene presente, pero es fácil que no, porque es cosa de hombres, en general, perderse. No es cosa suya. Necesita ser paciente y que me permita explicarle. Es cosa de un momento. Antes que nada, no tiene que dejarse desorientar por el hecho de que, técnicamente hablando, no se puede negar que este camino que fluye, corre y socorre, bajo las ruedas de esta carroza, efectivamente, queriendo atenerse a los hechos, no se deshace en absoluto.

Técnicamente hablando.

Continúa derecho, sin vacilar, ni siquiera un tímido cruce, nada.

Derecho como una vara. Yo mismo lo veo. El problema, permítame que se lo diga, no es este. No es de este camino hecho de tierra, polvo y piedras de lo que estamos hablando. El camino en cuestión es otro. Y no corre fuera si no dentro. Aquí dentro. No sé si usted tiene presente: mi camino.

Todos tienen un camino, lo sabrá bien usted, que ademas, no es ajeno al proyecto de esta máquina que somos, todos y cada uno de nosotros. Por dentro todos tenemos un camino, cosa que facilita, la diligencia de nuestro viaje y sólo raramente nos lo complica. Ahora es uno de esos momentos en que lo complica. Hablando brevemente, es ese camino que, el de adentro, el que se deshace, y que se deshizo, bendito, y ya no está. Sucede, créame, sucede. Y no es una cosa agradable. Yo no creo que esa idea suya del diluvio universal, haya sido efectivamente una idea genial. Porque queriendo encontrar un castigo, me pregunto qué mejor cosa que dejar a un pobre cristiano en medio de ese mar. Ni siquiera una playa. Nada. Un arrecife, un despojo abandonado. Ni siquiera eso. Ni una señal para comprender qué ruta tomar, para irse a morir.

...Sé perfectamente cuál es la pregunta, es la respuesta lo que me hace falta.

Corre esta carroza, y no sé adonde va. Pienso en la respuesta y en mi mente se hace oscuro. Asi que, ésta oscuridad, la tomo y la pongo en sus manos. Y le pido Señor Buen Dios, que la conserve con usted aunque sea una sola hora, consérvela en sus manos ese poco tiempo suficiente para diluir la oscuridad, para disolver el dolor que produce en la mente, esa oscuridad del corazon, esa negra sensación, ¿lo haría? Podría usted, aunque sea, inclinarse solo, mirarlo, sonreírle, abrirlo, robarle una luz y dejarlo caer; que, no se preocupe, de encontrarlo y de ver donde está me ocupo yo.

Una cosa de nada para usted, tan grande para mí. Me escucha señor Buen Dios? No es mucho pedir, es sólo una oración, que es un modo para escribir el perfume de la espera. Escriba usted, donde quiera, el sendero que he perdido. Basta una señal, algo, un rasguño ligero sobre el vidrio de estos ojos, me miran sin ver, yo lo veré. Escriba en el mundo una sola palabra escrita para mi, la leeré. Roce por un instante este silencio, lo sentiré. No tenga miedo, yo no tengo. Y que se deslice esta oración con la fuerza de las palabras, más alla de la jaula del mundo, hasta quiensabe dónde. Amén.