18 marzo 2007

Justicia poética

Enheduana, una mujer, es el primer "autor" que la historia reconoce. Su poesía está conservada en tablillas grabadas con escritura cuneiforme en la Colección Babilónica de la Universidad de Yale. Esa extraordinaria colección de cuarenta y dos himnos de su indiscutible autoría, además de una variedad de poemas y fragmentos que podrían ser suyos, constituye el registro más antiguo de escritura creativa en la historia de la humanidad.

Enheduana nació en Sumeria aproximadamente 2,300 años antes de Cristo. Su padre fue el Rey Sargon de Agade (2334-2279 AC), quien gobernó el primer imperio del mundo, el cual se extendía desde el mar Mediterráneo hasta Persia. Sargon, el hombre que sería rey, fue concebido secretamente y colocado en una pequeña arca sobre un río que lo llevó hasta un campesino llamado Akki, quien lo recibió como un padre.

«Mientras cuidaba flores», escribió el Rey Sargon, «la diosa Ishtar me amó, y por cincuenta y cuatro años el reinado de su pueblo fue mío».

Su hija Enheduana se convirtió en la alta sacerdotisa lunar. Un disco de piedra conserva un detallado retrato de su rostro y su vestido; tres mujeres la acompañan. Su obra principal es La exaltación de Enheduana, un poema de dieciocho estrofas que evoca y canta a Inana, la diosa sumeria del amor.

Sus poemas, políticos y apasionados, anticipan a Safo pero también al profeta Isaías. La diosa del amor, nos dice Enheduana, ha bajado a la tierra como su aliada. Ni los dioses de la muerte o la guerra pueden contra ella: «No tienen el coraje de cruzar tu imponente mirada. ¿Quién podría someter la furia de tu corazón? Un dios menor no puede aplacar tu corazón. Mi señora, tu voz es la brida de la bestia. Sólo tú nos das la felicidad».

Enheduana exaltó a Inana y cantó de su furia, de la terrible venganza del amor. Esta es, desde el inicio, desde hace más de cuatro mil años, la justicia que canta la poesía.

* La imagen muestra a Enheduana, la segunda de la izquierda, en el templo de la diosa Inana.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Jorge, qué extraordinaria historia, me tiene chinita la piel. Gracias por esta justicia poética.

ixquic* dijo...

Existen pocas oportunidades -reales- para sentirse reinvindicada.

Las oportunidades para oír cualquier discurso abundan,

desconocía esto,

Anónimo dijo...

Estimado Sr. Solavá,
Le solicito permiso para publicar esta entrada de su blog en nuestra próxima edición de El ojo de Adrián.
Le ruego me conteste a:
editor@elojodeadrian.com
Saludos cordiales,
Enrique Walden-Lagos
Editor

El-Visitador dijo...

Muy bueno el apunte ---¿no te parece increíble conocer la obra de alguien a través de un abismo de 4,300 años?

A 25 años por generación, nos separan 172 vidas entre Enheduana y nosotros.

amitfak dijo...

ser mujer o ser hombre no es en sustancia nada diferente...nada
porque en nuestra alma atesoramos los mismos valores esenciales del ser...
podemos ser distintos en materia, en calidad...
pero siempre seremos un yin yan que solos no son nadaaaaa!!
ya basta de distinciones entre los sexos
juguemonos la vida por la hermandad!!

desde chile para ustedes un abrazo gigante!!