02 septiembre 2006

Comentarios críticos sobre "Ángel de la Guarda"

He recibido todo tipo de comentarios sobre el montaje de Ángel de la Guarda. Reproduzco aquí algunos fragmentos, y si están disponibles, los enlaces a los sitios donde fueron publicados.

El primer comentario sobre la obra lo recibí del dramaturgo Carlos Velis:

He llegado del teatro, de ver tu monólogo. Me ha encantado. Has tratado un tema sórdido, con la candidez de un ángel.

Creo que has conseguido penetrar muy profundamente en la psicología del abusado -ojo, que digo "del abusado", porque allí puede caber cualquiera. Podría ser un hombre también-.

No hay duda que Naara y Roby han hecho un gran trabajo. Es un trabajo de puesta en escena muy fino que me sorprendió, no porque no crea capaz a Roby de hacer algo así, sino porque volví a ver al Roby que conocí hace ya muchísimos años, haciendo un teatro audaz, chingón, sin preocuparse por la taquilla. Además, creo que podría llevarse una sorpresa, porque es un trabajo tan bueno, que puede tener una buena respuesta del público.

Claro que es un texto difícil. Además de difícil para aprenderlo, también para asimilarse en concepto, ya que es muy intelectual, pero tiene la virtud de ser muy vivencial, o sea que lo conceptual va acompañado de imágenes poéticas muy profundas y sugerentes, que lo hacen sobrecogedor.

Carlos Velis

La siguiente nota apareció en El Diario de Hoy, y me sorprendió porque no es típico de ellos publicar comentarios directos sobre las obras:
“Ángel de la Guarda” puede describirse como una propuesta que tiene un alma angelical. Y no sólo lo digo por su nombre, y por su alusión al ser que es invocado en la clásica oración que se aprende en la infancia, sino por todo el aura altamente celestial que se dibuja de Angélica y su entorno. Y aunque el tema es espinoso, Jorge logra que el texto, basado en la experiencia periodística, cale de manera mesurada gracias a los versos musicalizados que son interpretados por la actriz.

Si bien hay una abundancia en el lenguaje poético, los versos no quiebran el hilo conductor, por el contrario ellos se encargan de conmover y guiar a los espectadores hasta el fin de la trama. Ahora, estos atributos del texto no serían igual sin el trabajo de Naara. Las diversas etapas de desarrollo de Angélica están bien marcadas. El perfil psicológico y emocional del personaje son vividos por la actriz. Sobresale también su dominio del teatro de objetos, ya que manipula todas las cosas como si se tratara de un juego.

El momento en donde revela el abuso de su padre es crucial. La actriz transmite la angustia y el dolor que Angélica vive cuando su propio padre se adueña de su cuerpo.

Angélica, angelical, por Morena Azucena
El Diario de Hoy
San Salvador, 28 de agosto de 2006

Esta es la nota que escribió Carlos Dada, uno de los intelectuales y periodistas más sensibles al teatro que yo conozco, una rareza:
Ángel de la Guarda no impacta por una desmedida emotividad, no apela al melodrama para movernos de la butaca. Hace todo lo contrario. Suaviza, matiza, nos habla al oído y nos mantiene inmóviles, nos cuenta uno de los grandes secretos de nuestra propia sociedad. Y nos lo cuenta de manera casi lúdica, sin espasmos. Y nos lo cuenta, también, en secreto…

Naara se mueve con una confianza que pasma. Aún en el estreno de una obra complicada, y con la incertidumbre de la recepción de un público acostumbrado a llenar el Poma para ver, casi siempre, comedia. El escenario es su casa, y sabe que todos lo sabemos.

Basta una muñeca para representar a la Angélica niña, bastan las manos de Naara para dar vida al trapo de padre, para sentarlo junto a la niña, para recrear el horror. No hay otra forma de enfrentar un incesto.

El aplauso final llega tarde. Nadie se mueve de sus asientos. Nadie quiere decir una sola palabra. Acaso ese silencio, que marca la distancia entre el final de la obra y el primer aplauso, es el mejor reconocimiento a esta puesta en escena. Un montaje muy valiente.

El Ángel de la Guarda, un montaje muy valiente por Carlos Dada
El Faro, 28 de agosto al 3 de septiembre, 2006-09-02

El siguiente comentario, de Ixquic, una abogada, es muy interesante porque no se enfoca en la obra como hecho teatral. En cambio, parte de la impresión que le dio la obra para reflexionar sobre el tema del incesto y el abuso de niños y niñas desde una clara perspectiva de derechos humanos.
Salí del teatro impresionada. Aunque la forma poética de las palabras era de buen gusto, la realidad que relatan sobrecoge a cualquiera. Naara me atrapó –como ángel, como muñeca, como Angélica (la niña abusada).

Escuché tantas frases, el Ángel cuenta la historia de Angélica y asegura que la niña en el juego es mas real y definitiva.

¡Claro! Es que los niños cuentan tantas cosas a través de esparcimiento. Por eso muchos psicólogos hacen uso de eso para analizar traumas y abusos.

La obra relata la historia de una niña que crece en medio del abuso de su padre y que se mira al espejo buscando las culpas en ella: tu cuerpo tan indigno e infiel! Se decía a si misma. Y el Ángel repite un par de veces: lo más terrible es soportable y lo eterno se agota en el instante menos esperado. Y claro que es así. Esas cosas te estremecen así.

Ixquic

2 comentarios:

ixquic* dijo...

Siento mucho no haber citado textualmente su texto en mi post. Me dí cuenta cuando volví a escuchar esas frases y lo leí aquí.

Me gustó el post anterior, más bien, me gustó la cita de San Juan de la Cruz. Es fabulosa.

Yo no lo he leído mucho, pero me gusta "Una Noche Oscura del Alma"

por cierto,
¿Qué es Solavá?

Saludos!

Jorge Ávalos dijo...

Solavá es Ávalos al revés.